domingo, 5 de mayo de 2013

Reconozco que me gusta mucho más cuando esta borracho. Cuando no me para de decir tonterías preciosas. Cuando me quita los tacones y me los vuelve a poner como si fuera una especie de cenicienta. Cuando nos reímos y no sabemos de que. Cuando me dice que quiere una novia como yo. Cuando me susurra cosas sin sentido al oído, pero que aunque no tengan sentido alguno al final siempre acabo llorando de risa. Cuando me besa sin cesar y no me para de tocar el pelo intentando desenredarlo, esta demasiado borracho para darse cuenta de que es rizado. Cuando deambulamos por las calles viendo el amanecer sin rumbo alguno, de portal en portal, con una botella de champan y una copa para compartir. Cuando me habla se sus exnovias. Cuanto me hizo reír esas noches oscuras, ojala nunca estuviera sobrio.


-En casos como estos no me importaría casarme con un borracho-

No hay comentarios:

Publicar un comentario